miércoles, 16 de abril de 2014

MALONE, DEL UTAH JAZZ
Esa noche lluviosa del 22 de octubre de 2002, jugaban un partido oficial de la NBA el Utah Jazz contra el local New York Knicks. El Madison Square Garden que hacía pocos minutos lucía casi vacío, de repente se llenó y no cabía un alma.
Qué motivo tendría cada uno, el mío, a costo de US$50, la entrada más barata más US$30 de taxi por 22 cuadras: ver en vivo a una de las más grandes leyendas del basketball profesional norteamericano, medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992 y Atlanta en 1996 con el dream team de Estados Unidos, el gigante de 2.06 m, Karl Malone.
El partido estaba programado para las 07:30 p. m. y exactamente sonó la chicharra y tras un breve protocolo comenzó el partido.
Era fascinante ver a un niño y una niña de unos seis y ocho años, respectivamente, acompañados de su padre, de poco más de 30 años, gritar el clásico defense cuando su equipo era atacado. No lo sé pero sospecho que aquel hombre no llevó a sus hijos a ver un partido de basket sino a formarlos para enfrentar la vida con disciplina, puntualidad, entusiasmo, lucha y triunfo.
Terminó el partido. Ganaron los Jazz 94 a 89. Malone había anotado doce puntos.

Dedicado a mi amigo Victor Manuel.

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