TERROR Y MUERTE
Qué frío azota Lima estos días, los peores del año. 18
grados de temperatura, cielo gris, nubes espesas, escasa visibilidad, garúa intensa
y 90% de humedad.
Buena es la idea de salir los fines de semana, si son largos
mejor aún, ir a donde el sol brilla siempre. Chosica o Santa Eulalia o un poco
más allá, Matucana. Un destino extraordinario es Jauja por su clima seco, a poco
más de cinco horas de Lima, pero hay que pasar Ticlio y sus intimidantes casi 5,000
msnm y zonas de hielo perpetuo.
La altura encima de 4,300 msnm y a - 18 grados (bajo cero) es
incompatible con la vida humana. En Cusco y Puno los hospitales están repletos
de pacientes con enfermedades producidas por tan bajas temperaturas. Solo en
esta semana han muerto 25 niñitos en un pequeño pueblito de Cusco, ¿será porque
en Pitumarca ganó las elecciones el APU (Acuerdo Popular Unificado), donde ni
idea tienen de las siglas PAP, PPC, PNP ni de ninguna otra de partido alguno?
Las tres peores horas de mi vida las pasé la medianoche entre
el 6 y 7 de octubre de 2013, regresando a Lima, a cinco minutos de Ticlio.
Después de haber tolerado bien durante cinco horas el frío y la altura, detenidos
por una nevada, supe del terror y muerte cercana que se siente por las adversas
condiciones extremas. De verdad, no se lo deseo a nadie. Otra vez una buena
persona me prestó una frazada porque seguramente mi rostro pasó de amarillo a
blanco y luego a verde, le agradezco mucho esa ayuda ¿pero saben? A esas
temperaturas una frazada no sirve de nada.
Pienso en esos niñitos que han muerto a 25 grados menos de
lo que no puede soportar y pregunto qué mierda hace el gobierno con mis
impuestos por el 30% de lo que gano.