miércoles, 29 de julio de 2015

FELIZ 29 DE JULIO
Feriado como todos los años, qué bueno sería dedicarlo a lo que uno quisiera o debe, sin embargo ocurre que no siempre es posible, antes tenemos que dedicarnos a tareas de lo más ordinarias en preparación para los días que vendrán. ¿Acaso solo quienes festejan 28 y 29 son peruanos? No, claro que no, ¿o no quiero a mi familia si no la visito como me gustaría? Tampoco. El amor a la patria y a la familia está en cada uno de nuestros actos de todos los días, trabajando, estudiando y por supuesto disfrutando. No es más peruano quien tiene DNI, pues los niños recién lo tienen desde el 2002 y las mujeres recién votaron desde 1956; a pesar de lo cual nadie podría decir que antes de esas fechas no eran peruanos sino simplemente se terminaron esas formas de discriminación. La inscripción y el registro son importantes sin embargo no definen qué tiene uno en la mente pero la pertenencia de la cual habló Maslow en 1939 importa tanto a muchos corazones que es la medida de su vida y su felicidad. Igual pasa con quienes pertenecen a la U - AL - SC (o CAM, de Trujillo); mi papá toda su vida fue hincha de AL y nunca lo vi vestir ropa azul y blanca y mucho menos morada.
De igual manera para los creyentes, no importando la segregación y marginación debido a la organización en que estemos registrados o a la cuál concurramos, queda la pertenencia a una superior, la única que realmente importa. Feliz 29 de julio, desde mi alma roja y blanca.

martes, 28 de julio de 2015

ESTA NATURALEZA
Cuando he hecho cosas buenas cuánta alegría y satisfacción he sentido, pero fueron instantes eternos de corta duración; a su vez, cuando hice lo contrario también me sentí bien, a veces, otra de hecho me sentí mal y la ansiedad, temor y sobresalto copaban hasta mis reservas de confianza y tranquilidad.
Cómo es posible que un mismo corazón pueda albergar ambos sentimientos, de hacer bien y de hacer mal. Más aún, cómo es posible perder el sentido y valor de cada acto por pequeño que parezca para actuar cegado y desenfrenado. “Hoy el día estuvo bueno” no significa totalmente bueno sino sobre todo bueno. ¿Entonces, el bien se define por cantidad? Si así son las cosas siempre preferiremos como presidente a quien hace obra no importa si es coimero, promiscuo o genocida.
Así como los partidos políticos debieran ser las reservas de democracia de la sociedad y no lo son, así las iglesias debieran ser refugios de decencia y bien vivir de la humanidad pero tampoco lo son; y a menudo en ambos ámbitos se conocen casos adentro peores que los de afuera. A pesar de lo cual cada organización debe continuar con sus formas y para sus fines.
Es más fácil pedir, esperar y recibir que simplemente dar. ¿Dar por qué? Eso es cierto: quién pide no tiene derecho a recibir y dar no es un obligación. Ese, creo, es el escenario precisamente deseable para caminar hacia ser una mejor persona porque quien da sin obligación y sin esperar reciprocidad ha comprendido que los seres humanos compartimos la misma humanidad, somos física y químicamente tan semejantes que ni el ADN explica las insalvables diferencias entre los seres humanos.
Una bala cuesta tanto como el desayuno para un niño pobre y una solo gota de bondad consigue lo que toneladas de hiel no pueden: mejores seres humanos. Ser cada día mejor persona es una opción que con cada paso se forja. Incluso cuando las cosas salen mal y se pierde, si aprendí la lección porque algo no debí hacer, de lo cual estoy arrepentido y no se repetirá, entonces no todo habrá sido pérdida; tal vez mi naturaleza no cambió así como el leopardo sigue con sus mismas manchas y el etíope con su color pero algo importante cambió adentro.

domingo, 22 de febrero de 2015

LA ÚLTIMA VEZ
Esta foto de 1974, con Hugo Sotil al centro, camiseta con el número 10 en la espalda que ahora usa Lionel Messi, Johan Cruyff a su derecha, tres veces ganador del balón de oro al mejor jugador de Europa, y Jhoan Neeskens a su izquierda, tres veces ganador de la copa de Europa, los tres vistiendo el uniforme del FC Barcelona, me llevó a cinco antes, a 1969, una tarde soleada de agosto, el último domingo del mes; la última vez que Argentina y su poderosa selección de fútbol sería eliminada de concurrir a un mundial.
En 1969, en Argentina y Perú, gobernaban militares que habían llegado al poder por sendos golpes de estado. El general peruano Juan Velasco, del arma de infantería, ocupaba la Casa de Pizarro desde octubre de 1968 y su gobierno estaba en auge; y el teniente general argentino Juan Onganía, del arma de caballería, ocupada la Casa Rosada desde 1966 y su gobierno lidiaba con problemas económicos y subversivos que el año siguiente le costaría el derrocamiento.
El fútbol argentino buscaba un nuevo estilo de la mano de Adolfo Pedernera, quien había clasificado a la selección de Colombia al mundial de Chile de 1962, eliminando a Perú; parecía querer dejar el juego entre brusco y brutal que practicaba. Por su lado, la selección peruana apostaba al juego bonito dirigida por Waldir Pereyra, Didí¸ dos veces campeón mundial jugando con la selección brasileña y campeón del descentralizado del fútbol peruano entrenando a Sporting Cristal.
Por Perú jugaron Alberto Gallardo de 28 años, Luis Rubiños de 28, Nicolás Fuentes de 27, Pedro León de 26, Héctor Chumpitaz de 25, Orlando De La Torre de 24, Roberto Challe de 23, Ramón Mifflin de 22, Oswaldo Ramírez de 22, Julio Baylón de 21 y Teófilo Cubillas de 20.

Nunca antes Argentina había sido eliminada y nunca ha vuelto a ser eliminada. Aquella tarde de 1969 Sotil no jugó; tenía 19 años y jugaba en un equpo de segunda diviisón de Perú. Ese año su equipó, el Deportivo Municipal, campeonó, ascendió a primera división, Sotil fue convocado a la selección y jugó en el mundial de México en 1970.