ESTA NATURALEZA
Cuando he hecho cosas buenas cuánta alegría y satisfacción he sentido, pero fueron instantes eternos de corta duración; a su vez, cuando
hice lo contrario también me sentí bien, a veces, otra de hecho me sentí mal
y la ansiedad, temor y sobresalto copaban hasta mis
reservas de confianza y tranquilidad.
Cómo es posible que un mismo corazón pueda albergar ambos
sentimientos, de hacer bien y de hacer mal. Más aún, cómo es posible perder el
sentido y valor de cada acto por pequeño que parezca para actuar cegado y desenfrenado. “Hoy el día
estuvo bueno” no significa totalmente bueno sino sobre todo bueno. ¿Entonces, el bien se define por cantidad? Si así son las cosas siempre preferiremos como
presidente a quien hace obra no importa si es coimero, promiscuo o genocida.
Así como los partidos políticos debieran ser las reservas de
democracia de la sociedad y no lo son, así las iglesias debieran ser refugios
de decencia y bien vivir de la humanidad pero tampoco lo son; y a menudo en
ambos ámbitos se conocen casos adentro peores que los de afuera. A pesar de lo cual cada organización debe continuar con sus formas y para sus fines.
Es más fácil pedir, esperar y recibir que simplemente dar.
¿Dar por qué? Eso es cierto: quién pide no tiene derecho a recibir y dar no es
un obligación. Ese, creo, es el escenario precisamente deseable para caminar
hacia ser una mejor persona porque quien da sin obligación y sin esperar
reciprocidad ha comprendido que los seres humanos compartimos la misma
humanidad, somos física y químicamente tan semejantes que ni el ADN explica las
insalvables diferencias entre los seres humanos.
Una bala cuesta tanto como el desayuno para un niño pobre y una solo gota de bondad consigue lo que toneladas de hiel no pueden: mejores seres
humanos. Ser cada día mejor persona es una opción que con cada paso se forja.
Incluso cuando las cosas salen mal y se pierde, si aprendí la lección porque
algo no debí hacer, de lo cual estoy arrepentido y no se repetirá, entonces no
todo habrá sido pérdida; tal vez mi naturaleza no cambió así como el leopardo
sigue con sus mismas manchas y el etíope con su color pero algo importante
cambió adentro.
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